Vuelvo
a oír el sonido, y veo que procede del norte. Giro la cabeza hacia allí, y
contemplo la lejana belleza del volcán que está más o menos en el centro de
esta isla. A mi espalda está el mar. Nunca lo he visto. Como el paisaje de esta
isla es una continua depresión hacia el volcán, no se ve desde aquí. Y mi padre
me aconsejó que no me acercara a él.
Sea
como sea, ese sonido indica que hay otra persona. Y otra persona significa que
hay carne fresca.
Desde
que esa explosión acabó con la mayoría de la población y con casi toda la fauna,
los supervivientes nos hemos visto obligados a recurrir al canibalismo. Aunque
las plantas han sabido adaptarse, y aún es posible ver algunas clases de
animales, como los perros, no quedan suficientes para alimentarnos a todos.
Corro
hacia el volcán.
Cuando
el sol está en lo más alto, oigo a alguien. Sigilosamente, comienzo a escalar
una cuesta. Tumbado bocabajo en la parte más alta, puedo ver un campamento, y
al grupo que ha hecho sonar el cuerno.
Observo
la escena.
Serán
unos 7 (4 hombres y 3 mujeres) y uno de ellos sostiene el instrumento que ha
producido ese sonido.
Esparcidas
por el terreno, están las entrañas de varios perros. También hay 3 tiendas de
campaña. Muy pocas veces he tenido el privilegio de ver alguna desde tan cerca.
Tres
de ellos sostienen escopetas, y hay dos tiradas por el suelo. Además de la
chica que sostiene el cuerno, hay dos personas más que tienen un cuchillo en
cada mano. También hay alguien que sujeta una fina espada.
Pero
lo más impresionante es que hay seis postes… Y una persona atada a cada uno de
ellos. Una de ellas es un niño de unos 6 años. También hay una mujer que lucha
por librarse de las ataduras, dos jóvenes con la cabeza gacha, una chica con el
cabello dorado como el sol, y un hombre adulto cuyas heridas, hendiduras de
clavo en la cara, recuerdo haber hecho yo mismo.
No
me parece bien. Con una sola persona se podría alimentar todo el clan durante
al menos dos días. Entonces, ¿por qué van a matarlas a todas? Y un niño de 6
años… Está bien, maté a uno que solo tenia 10, pero ese sostenía un cuchillo.
Iba a matarme.
Esto
no me parece justo.
Justo
entonces, la chica del cuerno deja escapar algunas palabras.
-
¿Por quién hacemos esto?
-
¡Por los que nos observan! – Corea todo
el clan.
-
¿Por qué hacemos esto? – Vuelve a
gritar la chica.
-
¡Por la pureza de nuestras almas!
-
¿¿Qué es esto?? – Grita, con todas sus
fuerzas.
-
¡¡Un sacrificio humano!!
-
Puedes proceder, Titus. – Esta vez, su
voz es natural.
No
descubro lo que ha querido decir hasta que de la barriga del hombre que no maté
ayer empieza a manar sangre.
Oigo
unos pasos detrás mio, y sé que debería volverme.
Pero
la imagen de los hechos me tiene hipnotizado.
La
sangre mana del cuerpo inmóvil del hombre. Unos labios beben la sangre que cae,
y el hombre no puede contener los gritos. Un cuchillo desgarra entonces su
pecho, y una mano le arranca el corazón cuando aún está vivo.
-
Spiritus
videntibus, accipe sacrificium. Facere me purus. – Pronuncia la misma persona que
sostiene el corazón, en un idioma que desconozco.
Justo
después, alguien me golpea en la cabeza con un objeto contundente.
CONTINUARÁ...